DIY: Mantenimiento para Puertas de Garaje Basculantes – Guía Completa
Las puertas de garaje basculantes son una de las soluciones más comunes en viviendas por su practicidad, durabilidad y facilidad de uso. Sin embargo, como cualquier sistema mecánico, requieren un mantenimiento básico y periódico para funcionar con suavidad y evitar averías costosas. La buena noticia es que muchas de estas tareas pueden realizarse por tu cuenta, sin necesidad de ser un experto en reparación de puertas.
En esta guía descubrirás cómo realizar un mantenimiento DIY eficaz, qué debes revisar, cada cuánto hacerlo y cómo prolongar la vida útil de tu puerta.

1. ¿Por qué es importante el mantenimiento?
Una puerta basculante está formada por bisagras, resortes, guías, cables y mecanismos que trabajan juntos cada vez que la abres o cierras.
Con el tiempo, estos componentes pueden:
Desajustarse
Acumular suciedad
Desgastarse por uso
Oxidarse
Generar ruidos o movimientos bruscos
Realizar un mantenimiento regular permite:
Evitar averías importantes
Prolongar la vida útil del sistema
Garantizar seguridad en su funcionamiento
Reducir el ruido durante la apertura y cierre
Ahorrar dinero en reparaciones grandes
2. Herramientas básicas que necesitarás
Para la mayoría de tareas de mantenimiento basta con herramientas simples:
Llave inglesa o juego de llaves
Destornilladores
Trapo de microfibra
Cepillo pequeño
Lubricante en spray (de base de silicona o teflón)
Aceite multiusos (no usar WD-40 como lubricante principal)
Guantes de protección
3. Pasos de mantenimiento DIY para tu puerta basculante
1. Limpieza de guías y rodamientos
Las guías laterales suelen acumular polvo, barro y residuos.
Cómo hacerlo:
Limpia con un trapo seco o ligeramente húmedo.
Usa un cepillo para retirar suciedad incrustada.
Evita usar agua abundantemente para prevenir oxidación.
2. Revisión de tornillería y fijaciones
Por la vibración continua, los tornillos pueden aflojarse.
Qué revisar:
Bisagras
Placas de fijación
Rodamientos
Topes de cierre
Si detectas tornillos flojos, apriétalos con suavidad para no dañar la estructura.
3. Lubricación correcta
Una de las tareas más importantes.
Lubrica:
Bisagras
Rodamientos
Puntos de giro
Ejes
Resortes (si tu modelo los permite)
Atención:
No lubriques las guías con aceite, ya que atraerán polvo; usa mejor spray de silicona.
4. Comprobación de los resortes
Los resortes compensan el peso de la puerta. Si están debilitados, la puerta puede caer bruscamente.
Cómo comprobarlos:
Levanta la puerta manualmente a media altura.
Si se mantiene estable, el resorte está en buenas condiciones.
Si cae de golpe, los resortes necesitan ajuste o sustitución (esto sí debe hacerlo un profesional).
5. Revisión del equilibrado de la puerta
Una puerta mal equilibrada se abrirá con esfuerzo o quedará ladeada.
Comprueba:
Que la puerta suba y baje de forma suave
Que no roce los laterales
Que no haga movimientos bruscos
Si notas desniveles, conviene llamar a un técnico.
6. Inspección visual general
Observa el estado general de la puerta:
¿Hay óxido?
¿Las juntas están completas?
¿El panel presenta abolladuras?
¿El cable tiene hilos sueltos?
Los cables dañados nunca deben manipularse sin experiencia.
4. Consejos de seguridad durante el mantenimiento
Trabaja siempre con la puerta bloqueada en posición abierta.
No toques ni ajustes resortes tensados si no tienes formación.
Mantén a niños y mascotas alejados mientras trabajas.
Usa guantes para evitar cortes con bordes metálicos.
5. ¿Cada cuánto realizar el mantenimiento?
Revisión básica: cada 2–3 meses
Lubricación: cada 4–6 meses
Inspección profunda: una vez al año
Si usas la puerta de forma intensiva, aumenta la frecuencia.
6. ¿Cuándo llamar a un profesional?
Aunque mucho del mantenimiento puede hacerse en casa, hay situaciones que requieren atención experta:
Ruptura de resortes
Cables deshilachados o rotos
Ruidos metálicos intensos
La puerta cae de golpe o pesa demasiado
Motor o automatismo con fallo eléctrico
Intervenir sin conocimientos puede ser peligroso.
Conclusión
Realizar un mantenimiento DIY en tu puerta de garaje basculante es una forma sencilla y económica de asegurar su funcionamiento, reducir ruidos y alargar su vida útil. Con unas tareas básicas de limpieza, lubricación y revisión periódica podrás evitar la mayoría de problemas antes de que se conviertan en averías mayores.
Sin embargo, recuerda que la seguridad siempre es lo primero, y ante cualquier duda o daño estructural, lo mejor es contactar con un profesional especializado.

